El papel del colegio ante las crisis familiares

Abstract

La labor del colegio como centro educativo transciende la mera formación académica y abarca la dimensión humana y personal del desarrollo como individuos de sus alumnos. Ahora bien, la labor del colegio sería sólo de ayuda a los padres y nunca la de sustituir la responsabilidad de estos. El problema es que la forma de ejercer la paternidad ha cambiado tanto en los últimos años, que el ejercicio de ésta ha quedado desvestido de prácticamente toda autoridad, por lo que los hijos son el centro del hogar y ejercen su tiranía con bastante impunidad. No son pocos los padres que se ven desbordados por situaciones cotidianas con niños pequeños (comidas, baños, vestirse, ...) y ni que decir tiene con hijos adolescentes. Esta circunstancia les hace con frecuencia pedir ayuda, pero rara vez conceden a los profesionales más autoridad que así mismos. Los padres solemos cuestionar aquello que nos dicen de nuestros hijos que no nos gusta y más si lleva implícita una crítica a nuestra forma de educarlos. Sabemos que pasamos poco tiempo con ellos y que no somos perfectos, pero queremos oír soluciones que no alteren nuestros horarios y ritmos de vida. Por otro lado, son muchos los profesores que se sienten quemados por el aumento de la conflictividad en las aulas, las faltas de respeto de las que son objeto, el poco respaldo que reciben por parte de la dirección, las críticas y presiones de los propios padres y el indefinido papel que la administración les otorga. Este artículo pretende aclarar los mínimos elementales a tener en cuenta por parte del colegio a la hora de abordar situaciones de crisis familiar o personal de sus alumnos.

The work of the school as an educational center transcends mere academic formation and encompasses the human and personal dimension of development as individuals of its students. However, the work of the school would only be of help to parents and never to replace the responsibility of parents. The problem is that the way to exercise paternity has changed so much in recent years that the exercise of paternity has been stripped of practically all authority, so children are the center of the home and exercise their tyranny with much impunity. Not many parents are overwhelmed by everyday situations with small children (meals, bathrooms, dressing, ...) and needless to say with teenage children. This often makes them ask for help, but they seldom give the professionals more authority than they do themselves. Parents usually question what they tell us about our children that we do not like and more if it implies a criticism of our way of educating them. We know that we spend little time with them and that we are not perfect, but we want to hear solutions that do not alter our schedules and rhythms of life. On the other hand, many teachers feel burned by increased conflict in classrooms, lack of respect for which they are subject, the little support they receive from the management, criticism and pressure of their own Parents and the indefinite role that the administration gives them. This article aims to clarify the elementary minimums to be taken into account by the school when it comes to dealing with situations of family or personal crisis of its students.