La prescripción en el contrato de seguro

Abstract

Pocas instituciones gozan y atesoran en derecho el embrujo de la prescripción extintiva o liberatoria. Apenas desde la promulgación del Código civil la misma ha sufrido modificaciones, pero sí innumerables interpretaciones y posicionamientos tanto doctrinales como, sobre todo dogmáticos. Hoy como ayer la pregunta que debemos hacernos es si racional, amén de eficiente, la institución y la regulación que la ley depara la misma. En ciertos extremos no podemos negar que la institución prescriptiva está entreverada de una irracionalidad manifiesta pero también arbitraria regulación, máxime a la hora de decidir cuáles son los plazos de esa prescripción, así como sus diferentes plazos en función del ámbito contractual o extracontractual. Pues ¿a qué ratio, si es que hay alguna, obedece determinar la duración de unos u otros plazos? ¿por qué la diferencia inarmónica de plazos en vez de optar por plazos holístico y únicos como es la tendencia ahora mismo en normas principiales y marcos de referencia tanto a nivel europeo, como a nivel de Unidroit? Hemos querido llevar la prescripción a un ámbito tan único como riquísimo en su casuística, el contrato de seguro, y en el que una insuficiente, parca y lacunosa norma, el artículo 23 de la Ley de Contrato de Seguro dispensa únicamente unos plazos, dos años para seguros contra daños, y cinco años para los seguros de personas olvidando el resto de contratos o modalides asegurativas. Y lo hace desde la confusión y el enigma, las acciones que deriven del seguro . Nada dice la ley del seguro ni de cómputos, ni de ratios, ni de fundamentos, ni excepciones a la prescripción misma. Simplemente transpone y remite, aunque sea por omisión, al régimen general del Código civil. Dejando por el camino una honda senda de indefinición e incertidumbre amén de no incorporarse al moviemiento doctrial y legislativo que, desde otros ámbitos, experiencias jurídicas y académicos se ha generado en las dos últimas décadas en torno a esta poliédrica figura. Menos aboga por causas suspensivas, las grandes olvidadas de este instituto, así como las interruptivas. No se cuestionan efectos ni siquiera circunstancias y, aun así, es un campo, el del seguro que nos proporciona y regala una ingente, enrevesada pero a la vez atractiva casuística que enriquece sin duda el debate, regala interrogantes y nos deja a los prácticos del derecho ese campo excepcional para el estudio, la propuesta, el contraste, la crítica y, en ocasiones, pocas, la oportunidad de proponer y deconstruir.

Few institutions enjoy and treasure in law the spell of the extinctive or liberatory prescription. Right from the promulgation of the Civil Code it has undergone modifications, but innumerable interpretations and positions both doctrinal and, above all, dogmatic. Today as yesterday, the question we must ask ourselves is whether rational, in addition to being efficient, the institution and the regulation that the law provides for it. In certain extremes we can not deny that the prescriptive institution is mixed with a manifest irrationality but also arbitrary regulation, especially when deciding what are the terms of that prescription, as well as their different terms depending on the contractual or extracontractual scope. So at what ratio, if any, does it determine the duration of some or other deadlines? Why the inharmonious difference of terms instead of opting for holistic and unique deadlines as is the trend right now in principled norms and frames of reference both at European level, and at the Unidroit level? We wanted to take the prescription to a field as unique as rich in its casuistry, the insurance contract, and in which an insufficient, scanty and lacunosa norm, article 23 of the Law of Insurance Contract dispenses only a few terms, two years for insurance against damages, and five years for the insurance of people, forgetting the rest of contracts or insurable modalities. And it does so from the confusion and the enigma, "the actions that derive from the insurance". Nothing says the law of insurance or computations, nor of ratios, nor of foundations, nor exceptions to the prescription itself. It simply transposes and refers, even if by default, to the general regime of the Civil Code. Leaving along the way a deep path of uncertainty and uncertainty in addition to not join the doctrinal and legislative movement that, from other areas, legal and academic experiences has been generated in the last two decades around this polyhedral figure. Less advocates suspensive causes, the forgotten ones of this institute, as well as interruptive ones. Effects are not even questioned circumstances, and yet, it is a field, the insurance that provides us and gives a huge, convoluted but at the same time attractive casuistry that undoubtedly enriches the debate, gives questions and leaves us to the practical right that exceptional field for the study, the proposal, the contrast, the criticism and, sometimes, few, the opportunity to propose and deconstruct.