Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: http://hdl.handle.net/11531/43861
Título : El abogado canónico : criterios deontológicos de su obrar forense
Autor : Morán Busto, Carlos
Fernández Moreno, José Antonio
Universidad Pontificia Comillas, Facultad de Derecho Canónico
Palabras clave : 56 Ciencias Jurídicas y Derecho;5601 Derecho canónico;5602 Teoría y métodos generales;560203 Filosofía del derecho;71 Ética;7102 Ética de Individuos;710202 Códigos de conducta ética
Fecha de publicación : 2019
Resumen : El ejercicio de una profesión no es algo anecdótico en la vida de los seres humanos, ni es mero entretenimiento. Se trata de un aspecto esencial en la vida de la persona y, por ello mismo, debe regirse por unos principios morales coherentes. En la labor jurídica que lleva a cabo el abogado canónico, como en otras que tienen por objeto directamente a la persona, su profesionalidad va más allá del conocimiento técnico que pueda tener de la materia, puesto que su bien hacer debe tender a hacer bien a quien se dirige su trabajo. Por ello es importante abordar el «buen obrar» y el «bien ser» de quienes ponen su profesión al servicio de la Iglesia, cuyo fin último es ser instrumento de salvación para la humanidad. En la Iglesia, todo criterio deontológico debe verse a la luz del bien de las almas y de la realización de su ministerio. En ese sentido, en toda «meta terrena» que persiga el abogado canónico no podrá perder de vista la existencia de esa otra meta más trascendente. Y así, desde la convicción de que la tarea de los abogados canónicos debe ser sostenida y guiada por un mayor impulso de la deontología profesional, el presente trabajo desgrana los distintos principios deontológicos que deben regir el obrar forense de estos letrados, al tiempo que analiza el proceso de nulidad matrimonial a la luz de ellos. Pero ¿de qué manera se podrá garantizar que los abogados que intervienen en los tribunales eclesiásticos lo hagan con tales criterios de «buen obrar» y «deber ser»? ¿Cómo controlar tales comportamientos y corregir aquellos que no se ajusten a lo establecido? ¿Será necesario un código deontológico que establezca mecanismos de control y corrección ante determinados comportamientos poco éticos? La Iglesia no tiene por qué seguir los pasos de la tendencia codificadora de la deontología de estos últimos años, sobre todo porque no sería el instrumento más eficaz para establecer criterios deontológicos de «buen obrar» y controlar su cumplimiento. Lo que se propone, en cambio, es un reglamento deontológico, aprobado por la autoridad eclesiástica, que ofrezca criterios de actuación y corrección para los abogados que colaboran en la administración de la justicia eclesiástica. Un reglamento desde una clave positiva y motivadora, que no se conforma con lo mínimo, sino que aspira a la excelencia. Un reglamento que, por su «precisión» y «certeza», sea exigible a todos los abogados que presten sus servicios en los tribunales eclesiásticos, y en base al cual puedan ser sancionados aquellos comportamientos ilícitos que atenten contra las normas aprobadas por el obispo diocesano.
The exercise of a profession should not be considered simply an anecdote or matter of leisure. It is an essential aspect of the life of a person and, because of that, it ought to be ruled by a group of coherent moral principles. Like in any field that has something to do with the person itself, the professionalism displayed by a canon lawyer or advocate has to go beyond the technical knowledge. His technical good dealing of the matter should be also orientated for well doing on those who are object of his skills. That’s why is important to study these matters that have to do with good dealing and well doing in those who exercise their skills at the Church´s Tribunal, bearing in mind that the supreme mission of the Church is salvation of souls. All deontological criteria in the Church have to be focused on what is good for souls and the fulfilment of its own mission. All human achievement pursued by an advocate has to bear in mind also the achievement of this transcendental mission. Based on these principles, the present study introduces the deontological guidelines that have to be present in the forensic work of the advocate, especially those regarding his work on the process to declare the nullity of marriage. Once settled the deontological principles that should guide the work of an advocate, it should be pertinent to raise the question rewarding the way these principles might be enforced during the canonical procedures, the way of setting some certain controls, and also the way of correcting any mischievous deeds. The question of a possible deontological code for the advocate and the procedures to prevent or even punish unethical practices is also present in this study. The Church shouldn’t try to reduce deontology to a mere code of conduct, as it has been done in the last years in other disciplines of human activity. These codes are no guarantee for establishing neither deontological criteria nor the way to control its achievements. What here is proposed is rather a deontological rule of order, with ecclesiastical approval, that may offer criteria for the labour of the advocate and canonical tools for the Tribunal to correct any mischievous deeds. The perspective of this rule of order should be to orientate the advocate towards excellence. These rules of order, with the approval of the diocesan bishop for his Tribunal, should be ruled by the criteria of precision and certainty, so that it could be enforced to the advocate if required, especially when unethical behaviour arises in his practice.
Descripción : Doctorado en el Programa de Derecho Canónico
URI : http://hdl.handle.net/11531/43861
Aparece en las colecciones: Tesis Doctorales

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