Female Suicide Bombers: Victims or Perpetrators? The cases of Palestine and Sri Lanka

Abstract

Los atentados suicidas perpetrados por mujeres han sido, y siguen siendo, un fenómeno creciente en todo el mundo desde la década de 1980, y se han convertido en una de las amenazas terroristas más estudiadas de nuestro tiempo. Los atentados suicidas, por sí solos provocan paranoia y miedo de manera acorde con el objetivo general del terrorismo, que pretende tener repercusiones psicológicas de largo alcance más allá del objetivo inmediato. El hecho de que alguien esté dispuesto a quitarse la vida en el proceso de matar a otros crea una sensación de falta de seguridad, ya que el terrorista suicida puede atacar en cualquier momento y en cualquier lugar. La concepción social generalizada de las mujeres como el sexo “débil”, como las que cuidan y dan la vida, hace que el fenómeno de los atentados suicidas femeninos, de las mujeres que perpetran actos de terror, sea mucho más impactante y dramático que un atentado suicida perpetrado por un hombre: son las que dan la vida las que acaban quitándola. Las razones por las que las mujeres deciden involucrarse en operaciones terroristas suicidas ha sido un tema de debate entre académicos, algunos defendiendo que las razones personales y los problemas psicológicos son los principales impulsores de tales actos. Sin embargo, las circunstancias en las que las mujeres se ven obligadas a involucrarse en organizaciones terroristas y, finalmente, a llevar a cabo operaciones suicidas, no han sido tan ampliamente exploradas y estudiadas. Este estudio analiza la paradoja de que las mujeres sean tanto víctimas como autoras, centrándose en los agravios estructurales y las normas sociales que llevan a las mujeres a considerar que convertirse en miembro de una organización terrorista y, finalmente, en terrorista suicida, es su única opción.

Female suicide bombing has been and still is a growing phenomenon in the entire world since the 1980s, shaping itself to be one of the most studied terrorist threats of our time. Suicide bombing, on its own, provokes paranoia and fear, in line with the overall goal of terrorism, which aims to have far-reaching, psychological repercussions beyond the immediate target. The fact that someone is willing to take their life in the process of killing others creates a sense of lack of safety, as the suicide bomber can attack at any given moment, anywhere. The widespread societal conception of women as the gentler sex, as nurturers and givers of life makes the phenomenon of female suicide bombing, of women perpetrating terror acts, much more shocking and dramatic than a suicide attack carried by a man: it is those who give life the ones that end up taking it away. The reasons why women choose to become involved in terror operations has been a topic of discussion among academics, some defending personal reasons and psychological problems as the main drivers of such acts. However, the circumstances in which women get coerced into getting involved in terrorist organizations and finally, carrying out suicide operations are not as widely explored and studied. This study takes a close look at the paradox of women being victims and perpetrators, focusing on the structural grievances and societal norms that bring women to regard becoming a member of a suicide a terrorist organization and finally, a suicide bomber as their one and only choice.