Salud psicológica en tiempos de coronavirus: un estudio longitudinal en población española

Abstract

Introducción: Multitud de estudios han puesto de manifiesto que la pandemia de coronavirus, que comenzó a extenderse a finales de febrero de 2020 en España, ha generado un enorme impacto psicológico. Este trabajo analiza la evolución de la salud mental de la población general española desde marzo de 2020 hasta noviembre de 2021 en términos de síntomas de estrés postraumático, ansiedad, estrés y depresión. Además, en esta investigación exploramos qué variables personales y ambientales contribuyen a la predicción de la salud mental en este período. Método: Estudio longitudinal. Los participantes fueron mayores de edad residentes en España durante la pandemia de COVID-19. Todos ellos completaron cuestionarios online en tres momentos: marzo de 2020 (T1; N = 3055), julio de 2020 (T2; N = 855) y noviembre de 2020 (T3; N = 591). La mayor parte de los participantes son mujeres (75,1%) y jóvenes adultos (M = 32,15 años). Para la evaluación de los síntomas de estrés postraumático empleamos la versión española de la Impact of Event Scale-Revised (IES-R), y para evaluar depresión, ansiedad y estrés la Depression, Anxiety and Stress Scales (DASS-21). Se recogieron, además, en los tres momentos, datos que pudieran servir como predictores de salud mental (sociodemográficos, laborales, económicos, contacto con la COVID-19, estado de salud, participación social, períodos de aislamiento, etc.). Resultados: Con respecto a la evolución de la salud mental, no hubo cambios estadísticamente significativos en ansiedad entre T1, T2 y T3, mientras que los síntomas de depresión y estrés se incrementaron. Los síntomas de estrés postraumático decrecieron con el tiempo. En T3, entre el 22,8% y el 31,9% de los participantes tuvieron síntomas moderados o severos de ansiedad, depresión, estrés o estrés postraumático. Se identificaron multitud de factores de riesgo, como ser mujer, ser joven, tener conocimiento de haber estado contagiado de COVID-19, haber perdido el empleo como consecuencia de la COVID-19, tener bajos ingresos familiares, haber perdido a alguien por COVID-19, haber tenido que permanecer aislado en otras ocasiones además de durante el confinamiento nacional de marzo-mayo 2020, tener una elevada preocupación por su propio estado psicológico y pasar mucho tiempo informándose sobre la crisis actual. El principal factor protector para la salud mental en T3 fue tener un nivel elevado de resiliencia en T1. Otros factores protectores relevantes fueron estar satisfecho con la información recibida sobre la pandemia, tener una buena salud percibida, un nivel educativo alto y haber participado en actividades comunitarias durante el confinamiento como el aplauso al personal sanitario de las 20:00. Conclusiones: La población española ha experimentado síntomas psicológicos negativos tanto a corto como a medio plazo a consecuencia de la pandemia de COVID-19, con los niveles de estrés y depresión incrementándose en el tiempo y los de ansiedad manteniéndose tan elevados como en marzo de 2020. Los factores de riesgo identificados nos permiten detectar qué personas pueden ser más vulnerables, y los de protección apuntan a medidas adecuadas para proteger la salud mental. Ante el escenario actual, parece previsible un incremento de la necesidad de atención psicológica.

Different studies have shown that the COVID-19 pandemic, which started spreading in February 2020 in Spain, has caused a severe psychological impact. This study analyzes the evolution of mental health in the general Spanish population from March 2020 to November 2020 in terms of posttraumatic stress, anxiety, stress, and depression. Besides, in the present study, we explore which personal and environmental variables contribute to the prediction of mental health during this period. Method: Longitudinal study. Participants were over 18 years old citizens living in Spain during the COVID-19 pandemic. They completed online questionnaires in March 2020 (T1; N = 3055), July 2020 (T2; N = 855) and November 2020 (T3; N = 591). Most of them were women (75,1%) and Young adults (M = 32,15 years). To assess posttraumatic stress symptoms, we used the Spanish version of the Impact of Event Scale-Revised (IES-R), and to measure depression, anxiety and stress the Depression, Anxiety, and Stress Scales (DASS-21). Other data which could be used as predictors of mental health (sociodemographic data, work information, health status, etc.) were collected. Results: Regarding the evolution of mental health, there were no statistically significant changes between T1, T2, and T3, while the symptoms of depression and stress increased. Posttraumatic stress symptoms decreased over time. In T3 between 22,8% and 31,9% of the participants reported moderate to severe anxiety, depression, stress, or posttraumatic stress. Multiple risk factors were identified such as female gender, having been sick with COVID-19, the loss of employment during the pandemic, low family income, the death of someone due to COVID, etc. The main protective factor was the level of resilience in T1. Other relevant protective factors were the satisfaction with the information received, good perceived health status, high education level, and the participation in collective activities (e.g., the 8 p.m. applause) during the lockdown. Conclusions: The Spanish population has experienced psychological symptoms in the shot and the mid-term as a consequence of the COVID-19 pandemic, with the stress and depression levels increasing over time and the anxiety level remaining as high as it was in March 2020. Risk factors identified make possible the detection of high-vulnerable individuals, while protective factors show possible pathways to favor resilience.