Sin título establecido.

Abstract

En 2020, alrededor de 733 millones de personas en todo el mundo no tuvieron acceso a la electricidad, de las cuales el 87% vivían en zonas rurales. Proporcionar electricidad a esta población puede conllevar importantes beneficios para el desarrollo humano. En un futuro próximo, existe una gran oportunidad de abordar este problema utilizando energías que no están conectadas a la red, como las minirredes o los sistemas fotovoltaicos aislados (SFA). Esta oportunidad viene impulsada principalmente por tres tendencias. En primer lugar, se están reduciendo los costes de los paneles solares, las baterías y los electrodomésticos energéticamente eficientes. Además, en los últimos años se ha producido una mejora en la eficiencia de los equipos de generación y consumo de electricidad, lo que permite ofrecer, para el mismo nivel de energía, un nivel de servicio superior y más duradero. En segundo lugar, se está produciendo una revolución digital, que incluye tecnología de comunicación móvil que permite pagos y monitorización de equipos. Por último, la innovación en los modelos de negocio, como el pago por uso (PAYG por sus siglas en inglés), permite proporcionar energía como un servicio y eliminar los elevados costes iniciales, especialmente interesante para los hogares con bajos ingresos. Sin embargo, sigue existiendo un reto: la elevada inversión inicial necesaria para prestar estos servicios. Si se quiere lograr la electrificación universal para 2030, se calcula que será necesario invertir 52.000 millones de dólares anuales. Teniendo esto en cuenta, ¿qué pautas debe seguir una empresa que quiera prestar estos servicios? ¿Cuáles son los modelos de negocio que se están implantando con éxito? Este documento tratará de responder a estas preguntas y ofrecerá una guía para desarrollar un modelo de negocio para una empresa que quiera comercializar sistemas fotovoltaicos aislados en regiones donde no llegan las redes eléctricas.

Worldwide, around 733 million people lacked access to electricity in 2020, of which 87% live in rural areas. By providing electricity to this population, significant benefits can be gained in terms of advancing human development. There is a genuine chance in the foreseeable future to address this issue using energy options that are off-grid, such as mini-grids or solar home systems (SHS). This opportunity is being driven by three major trends. Firstly, there are ongoing reductions in hardware costs for solar modules, batteries, and energy-efficient appliances. Moreover, in recent years there has been an improvement in the efficiency of both electricity generating and consuming equipment, which makes it possible to offer, for the same energy level, a higher and more durable level of service. Secondly, a digital revolution is taking place, which includes mobile communication technology that enables payments and equipment monitoring. Finally, innovation in business models, such as pay-as-you-go (PAYG), enables to provide energy as a service and eliminate high upfront costs, which is specially interesnting for low-income households. However, a remaining challenge exists which is the high initial investment needed to provide these services. If universal electrification is to be achieved by 2030, it is estimated that USD 52 billion in annual investment will need to be made. With this in mind, what guidelines should a company that wants to provide these services follow? What are the business models that are being successfully implemented? This paper will try to answer these questions and provide a guide to develop a business model for a company that wants to commercialize off-grid photovoltaic systems in regions not served by electricity grids.