Rutas divergentes del comunismo: un análisis comparativo del colapso soviético, la reacción china y las trayectorias políticas en ambos países a finales del siglo XX

Abstract

En el último tercio del siglo XX, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la República Popular China enfrentaron profundas crisis internas caracterizadas por el estancamiento económico y la progresiva pérdida de legitimidad en sus respectivos partidos únicos, en un contexto internacional en constante cambio. A pesar de que ambos países compartían una raíz ideológica comunista y se enfrentaban a similares desafíos estructurales, su reacción y las medidas adoptadas marcaron la diferencia. En la URSS, la inmediatez de las reformas políticas y económicas impulsadas por Gorbachov fueron la consecuencia directa de que el sistema terminase por descomponerse. Por el contrario, en China, bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, se emprendió una transformación gradual de la economía, lo que posibilitó la modernización del país sin que el Partido Comunista perdiese el control autoritario. Un análisis combinado de lo acaecido en ambos países permite entender cómo el liderazgo político, las estructuras institucionales, los mecanismos de legitimación política y la posición internacional son factores que influyen en la estabilidad de un régimen comunista. Más allá de la comparativa histórica, el estudio de las características de estos regímenes y su margen de respuesta nos hacen reflexionar sobre la capacidad de adaptación al devenir actual de los sistemas autoritarios y la viabilidad de permanencia de este modelo político en el contexto global del siglo XXI.

In the last third of the 20th century, the Union of Soviet Socialist Republics and the People's Republic of China faced profound internal crises characterized by economic stagnation and the progressive loss of legitimacy in their respective single parties, in a constantly changing international context. Although both countries shared a communist ideological root and faced similar structural challenges, their reaction and the measures adopted made a difference. In the USSR, the immediacy of the political and economic reforms promoted by Gorbachev were the direct consequence of the system's eventual breakdown. In contrast, in China, under the leadership of Deng Xiaoping, a gradual transformation of the economy was undertaken, which made possible the modernization of the country without the Communist Party losing its authoritarian control. A combined analysis of the events in both countries allows us to understand how political leadership, institutional structures, political legitimization mechanisms and international position are factors that influence the stability of a communist regime. Beyond the historical comparison, the study of the characteristics of these regimes and their margin of response make us reflect on the capacity of adaptation to the current evolution of authoritarian systems and the viability of permanence of this political model in the global context of the 21st century.