Nigeria y Mali como epicentro del terrorismo en África. Relevancia y efectos para Europa y África del traslado del terrorismo de Oriente Medio al Sahel y estrategias nacionales e internacionales antiterroristas para paliar estos efectos.

Abstract

El Sahel actualmente supone un conjunto de amenazas para el Magreb y a su vez, este es el patio trasero de Europa. Numerosos problemas asolan a esta región. Hambrunas, corrupción política, gobiernos inestables y crimen organizado son solo algunos de ellos. En este entorno conflictivo se crea un ciclo sin fin en el cual todas estas amenazas se retroalimentan entre ellas, haciendo de esta zona un lugar extremadamente complejo tanto política como socialmente. La proximidad del Sahel, con todos sus peligros, al Magreb, hace que las organizaciones terroristas vean en este área un potencial lugar de expansión, crecimiento y consecución de sus fines, acercándose cada vez más a Europa. Actualmente Níger y Mali, son dos de los estados con mayor actividad terrorista en África, en los cuales numerosos grupos conectados e independientes, desarrollan sus actividades. Ante esto, tanto los gobiernos africanos como la comunidad internacional han tomado partida intentando paliar al máximo los efectos de estas actividades. Lo han hecho mediante tácticas militares y tácticas de “soft power”. Ahora bien, no solo actores que buscan paliar los devastadores efectos del terrorismo islámico han tomado partida en la región. Ciertos grupos y estados interesados en la desestabilidad del Sahel juegan un papel esencial en la continuación de este ciclo conflictivo sin fin. Así pues, este trabajo busca analizar la manera de actuar de algunos de los grupos terroristas involucrados y las acciones de antiterrorismo que se han llevado a cabo tratando de determinar cuáles podrían ser los próximos pasos para Occidente como potencial perjudicado.

The Sahel currently poses a number of threats to the Maghreb, which in turn is Europe's backyard. Numerous problems plague the region. Famine, political corruption, unstable governments and organised crime are just some of them. In this conflict-ridden environment, a never-ending cycle is created in which all these threats feed back on each other, making this area an extremely complex place both politically and socially. The proximity of the Sahel, with all its dangers, to the Maghreb, means that terrorist organisations see this area as a potential place of expansion, growth and achievement of their aims, moving ever closer to Europe. Niger and Mali are currently two of the most active terrorist states in Africa, where numerous independent and connected groups are active. In response, both African governments and the international community have taken action to try to mitigate the effects of these activities as much as possible. They have done so through military and soft power tactics. However, it is not only actors seeking to mitigate the devastating effects of Islamic terrorism that have taken action in the region. Certain groups and states interested in destabilising the Sahel play an essential role in the continuation of this endless cycle of conflict. Thus, this paper seeks to analyse the behaviour of some of the terrorist groups involved and the counter-terrorism actions that have been carried out in an attempt to determine what the next steps might be for the West as a potential victim.