1. La experiencia de fraternidad con los pobres en los trabajadores sociales.2. La renaturalización (rewildness) de los barrios como trabajo social.3. Innovaciones y buenas prácticas en el trabajo ecosocial.4. Apoyo social a mujeres en riesgo de aborto provocado.5. El papel del arte en la promoción y defensa social de la población afroespañola.

Abstract

La labor fraternal con personas en situación de calle representa una misión humanitaria, caracterizada por el espíritu de solidaridad y entendimiento mutuo. Diversos grupos, desde organizaciones religiosas hasta colectivos estudiantiles y asociaciones vecinales, dedican sus esfuerzos a proporcionar un apoyo holístico que trasciende la mera asistencia básica. El trabajo se materializa en múltiples dimensiones: desde la provisión de necesidades fundamentales como alimentación y vestimenta, hasta la creación de espacios seguros donde estas personas pueden encontrar refugio y compañía. Complementan esta labor con servicios especializados que incluyen atención psicológica, orientación jurídica y facilitación del acceso a recursos gubernamentales. El vínculo fraternal que se establece resulta fundamental, pues genera una conexión genuina que permite un acompañamiento más efectivo y personalizado. Estos colectivos no se limitan a proporcionar ayuda inmediata, sino que aspiran a facilitar procesos de reintegración social, fortaleciendo la dignidad y capacidad de autonomía de cada individuo. Esta tarea exige no solo dedicación constante, sino también una profunda sensibilidad para comprender las complejas circunstancias que rodean la vida en la calle. La fraternidad se convierte así en un puente vital, ofreciendo tanto recursos tangibles como un invaluable apoyo emocional y sentido de comunidad en un contexto frecuentemente marcado por la exclusión social.

The fraternal work with homeless people represents a humanitarian mission, characterized by the spirit of solidarity and mutual understanding. Various groups, from religious organizations to student groups and neighborhood associations, dedicate their efforts to providing holistic support that transcends mere basic assistance. The work materializes in multiple dimensions: from the provision of basic needs such as food and clothing, to the creation of safe spaces where these people can find shelter and company. They complement this work with specialized services that include psychological care, legal advice and facilitating access to government resources. The fraternal bond that is established is fundamental, since it generates a genuine connection that allows for more effective and personalized support. These groups do not limit themselves to providing immediate help, but rather aspire to facilitate social reintegration processes, strengthening the dignity and capacity for autonomy of each individual. This task requires not only constant dedication, but also a deep sensitivity to understand the complex circumstances surrounding life on the street. Fraternity thus becomes a vital bridge, offering both tangible resources and invaluable emotional support and a sense of community in a context often marked by social exclusion.