Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: http://hdl.handle.net/11531/95896
Título : Biología filosófica de Hans Jonas. Una base epistemológica para la bioética
Autor : Gutierro Carrasco, Juan Jesús
Fecha de publicación : 1-ene-2022
Editorial : Universidad Pontificia Comillas (Madrid, España)
Resumen : La vida, que irrumpe en el mundo material, es orgánica, vivida en el cuerpo, lugar en que el hombre logra trascenderse y encuentra la plenitud. El ser humano es, por tanto, espíritu y cuerpo, y en él se expresa el Ser en tanto que Vida, siendo la Vida la única forma de explicar realmente el Ser. La inquietud de Jonas por la naturaleza del ser le lleva a construir una nueva ontología, en términos de una biología filosófica, cuyos fundamentos están en los rendimientos ontológicos del fenómeno del metabolismo como proceso de autoconstitución de lo mínimo vivo en una individualidad ontológica por sí y para sí. Inspirado en Spinoza y teniendo como referente a Whitehead, Jonas se acerca al organismo, ese flujo compuesto de partes momentáneas que, sin embargo, nos permite ser unidades en lo múltiple, pues la mismidad es el fruto de la constante autorrenovación en el flujo de lo siempre otro. El organismo es, por tanto, dependiente y libre, en una polaridad constante entre ser y no ser, pues la mortalidad pertenece a la esencia de la vida. La libertad es una característica ontológica fundamental de la vida que progresa hacia niveles más altos. De hecho, nos encontramos con una historia de libertad cuyas etapas se suceden de acuerdo con un sentido de realización gradual de la interioridad de la vida. Una interioridad o subjetividad que Jonas extiende a animales o plantas, pero de la cual solo el hombre es consciente. Y es que Jonas plantea la continuidad de plantas (con su característica independencia), animales (a la manera aristotélica: movimiento, sensación y percepción) y ser humano. Precisamente el ser humano tiene que optar por la vida de manera racional, no le vale la espontaneidad o el instinto, es responsable de su deber ser, fruto de una libertad que en el hombre adquiere rasgos de trascendente en el espíritu y que se manifiesta en la libertad de pensamiento, imaginación y trascendencia, lo cual ha dado origen a la herramienta, la imagen o el arte y la tumba. Ahora bien, el hombre debe en cada instante, en el paso al deber ser, no solo procurarse sino procurar que Dios no tenga que arrepentirse de haber permitido ser al mundo. Es en cada decisión como como entra lo absoluto en la vida del hombre.
Life, which bursts into the material world, is organic, lived in the body—the place where man transcends himself and finds fulfillment. The human being is, therefore, both spirit and body, and in him, Being is expressed as Life, with Life being the only way to truly explain Being. Jonas's concern for the nature of being leads him to construct a new ontology, framed in terms of a philosophical biology, whose foundations lie in the ontological significance of the phenomenon of metabolism as a process of self-constitution of the smallest living entity into an ontological individuality in and for itself. Inspired by Spinoza and referencing Whitehead, Jonas approaches the organism as a flow composed of momentary parts that, nonetheless, allows us to be unified in multiplicity, as identity is the fruit of constant self-renewal in the flow of what is always other. The organism is, therefore, both dependent and free, existing in a constant polarity between being and non-being, for mortality belongs to the essence of life. Freedom is a fundamental ontological characteristic of life, which progresses toward higher levels. Indeed, we encounter a history of freedom whose stages unfold in alignment with a gradual realization of life's interiority. This interiority or subjectivity, Jonas extends to animals and plants, though only humans are conscious of it. Jonas proposes a continuity between plants (with their characteristic independence), animals (in the Aristotelian sense: movement, sensation, and perception), and human beings. Specifically, the human being must choose life rationally; spontaneity or instinct does not suffice. He is responsible for his "ought-to-be," born of a freedom that, in humans, takes on transcendent traits in the spirit. This manifests in the freedom of thought, imagination, and transcendence, which have given rise to tools, images or art, and burial rites. However, in every moment, in the passage to "ought-to-be," man must not only care for himself but also ensure that God does not regret having allowed the world to exist. It is in each decision that the absolute enters the life of man.
Descripción : Libro docente
URI : http://hdl.handle.net/11531/95896
ISBN : 978-84-8468-930-0
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