Aprender entre iguales: cómo planificar una actividad auténticamente cooperativa

Abstract

.El aprendizaje cooperativo tiene múltiples beneficios según la experiencia de los estudiantes universitarios. Entre sus aspectos positivos se encuentran el enriquecimiento mutuo de conocimientos, el sentido de pertenencia al grupo, la atención a la diversidad, y el desarrollo de habilidades clave como la negociación, creatividad y autorregulación del trabajo. Además, fortalece la confianza y compañerismo entre los estudiantes. Sin embargo, algunos estudiantes mencionan dificultades menores, como la falta de implicación de algunos miembros, problemas de organización, la dificultad de lograr consensos y la pérdida de tiempo en la toma de decisiones.

La investigación respalda la efectividad del aprendizaje cooperativo, destacando su impacto positivo en la adquisición de conocimientos y el desarrollo de competencias clave. La integración de este enfoque en las universidades responde a la demanda del mercado laboral de profesionales autónomos y capaces de trabajar en equipo. Investigaciones de autores como Slavin (1992, 1993) y Vygotsky (1978) subrayan su impacto en la motivación estudiantil, el desarrollo cognitivo y la retención de información a través de la colaboración. El aprendizaje cooperativo también promueve el pensamiento crítico, la metacognición y una mayor implicación activa. Además, fortalece la autoestima, reduce la ansiedad y fomenta la construcción de comunidades de aprendizaje. A pesar de los beneficios, tanto estudiantes como profesores pueden tener reticencias debido a experiencias previas o falta de preparación. Una planificación adecuada puede garantizar el éxito de este enfoque.

.Cooperative learning has multiple benefits according to the experience of university students. Positive aspects include mutual enrichment of knowledge, a sense of belonging to the group, attention to diversity, and the development of key skills such as negotiation, creativity, and self-regulation of work. It also strengthens trust and camaraderie among students. However, some students mention minor difficulties, such as lack of involvement from some members, organizational issues, difficulty in reaching consensus, and time loss in decision-making.

Research supports the effectiveness of cooperative learning, highlighting its positive impact on knowledge acquisition and the development of key competencies. The integration of this approach in universities responds to the labor market demand for autonomous professionals capable of working in teams. Research by authors such as Slavin (1992, 1993) and Vygotsky (1978) underscores its impact on student motivation, cognitive development, and information retention through collaboration. Cooperative learning also promotes critical thinking, metacognition, and greater active involvement. Additionally, it strengthens self-esteem, reduces anxiety, and fosters the building of learning communities. Despite the benefits, both students and teachers may have reservations due to past experiences or lack of preparation. Proper planning can ensure the success of this approach.