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http://hdl.handle.net/11531/52844
Title: | Hablar de sinodalidad es hablar de mujeres |
Authors: | Martínez Cano, Silvia |
Issue Date: | 2 |
Publisher: | PPC (Madrid, España) |
Abstract: | Comparto la idea, con muchos otros cristianos y cristianas, de que la década de los 10 del siglo XXI nos está proporcionando un horizonte eclesial diferente, que puede sustentar, si sabemos aprovecharlo, a la Iglesia del siglo XXI. Para ello es importante hacernos como comunidad de comunidades las preguntas adecuadas y buscar entre todos y todas soluciones diversas y dialogadas. Necesitamos caminar juntos. A ello nos exhorta la Sinodalidad. No se camina junto a otro cuando se camina dos pasos por detrás. No se camina junto a otra sin darle conversación unas veces y sin escucharle otras. No se camina junto a otra sin preguntar que camino tomar y llegar a un consenso. Caminar juntos tiene una serie de condiciones para que verdaderamente se cumpla que «caminamos juntos». No vale de cualquier manera.
Debemos preguntarnos cuáles son las cuestiones teóricas y prácticas que afectan a la construcción de una Iglesia que se adapta a los signos de los tiempos. También debemos preguntarnos cual es el papel que desempeñamos y las responsabilidades que nos atañe a cada uno y una de nosotros. Todos debemos asumir nuestra parte en la construcción de una Iglesia caminante, verdaderamente comunitaria y no autoritaria y excluyente.
Caminar juntos afecta directamente a la cuestión de las mujeres en la Iglesia. Es una problemática que depende en alto grado de las reformas que se quieran llevar a cabo. Pero no es una cuestión secundaria, como dicen algunos, que va después de hacer reformas y enfocar de nuevo la Iglesia hacia caminos evangélicos. Es una cuestión principal que debe ser tratada urgentemente si se quiere que las reformas de la Iglesia Católica tengan efectos eclesiales beneficiosos. La participación de las mujeres en igualdad de condiciones en la Iglesia católica es una cuestión estructural. No es suficiente hablar de modelos de circularidad o sinodalidad de forma genérica . Es necesario ir a lo específico de las relaciones estructurales que conforman la Iglesia. Supone caminar al mismo paso, no detrás ni delante, y esto solo es posible si la cuestión de las mujeres se aborda al mismo tiempo que la reforma de la estructura, pues si se hace una reforma estructural donde no estén las mujeres, no servirá de nada.
En este texto pretendo esclarecer que significa reformar a la vez la presencia de las mujeres y la estructura de la iglesia y dar claves desde la experiencia de las mujeres cristianas católicas que pueden ayudar a esta tarea colectiva de caminar juntos. I share the idea, with many other Christians, that the decade of the 10's of the 21st century is providing us with a different ecclesial horizon, which can sustain, if we know how to take advantage of it, the Church of the 21st century. To do this, it is important to ask ourselves, as a community of communities, the right questions and to search together for diverse and dialogued solutions. We need to walk together. The Synod urges us to do this. One does not walk together when one walks two steps behind. One does not walk alongside another without giving them conversation at times and without listening to them at other times. Do not walk together without asking what path to take and reaching a consensus. Walking together has a number of conditions to truly 'walk together'. It does not count either way. We must ask ourselves what are the theoretical and practical questions that affect the construction of a Church that adapts to the signs of the times. We must also ask ourselves what is the role and responsibility of each and every one of us. We must all assume our part in building a Church that is on the move, truly communitarian and not authoritarian and exclusive. Walking together directly affects the question of women in the Church. It is a problem that depends to a great extent on the reforms that we want to carry out. But it is not a secondary question, as some say, that comes after making reforms and focusing the Church again on evangelical paths. It is a major question that must be addressed urgently if the reforms of the Catholic Church are to have beneficial ecclesial effects. The equal participation of women in the Catholic Church is a structural issue. It is not enough to talk about models of circularity or synodality in a generic way . It is necessary to go into the specifics of the structural relations which make up the Church. It means walking at the same pace, not behind or in front, and this is only possible if the question of women is addressed at the same time as the reform of the structure, because if a structural reform is made where women are not, it will be of no use. In this text I intend to clarify what it means to reform both the presence of women and the structure of the church, and to give keys from the experience of Catholic Christian women that can help this collective task of walking together. |
Description: | Capítulos en libros |
URI: | http://hdl.handle.net/11531/52844 |
Appears in Collections: | Artículos |
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