La transformación digital del sector privado y público en España: más sombras que luces

Abstract

La tecnología ha tenido un impacto significativo en nuestras vidas, pero no siempre de manera positiva. En los últimos veinte años, las empresas dueñas de poderosas herramientas tecnológicas, en particular las conocidas como GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft), han acumulado un gran poder que ha afectado no solo el comportamiento individual de las personas, sino también el de la sociedad en su conjunto. A medida que estas empresas tecnológicas han ganado poder, la influencia de los Estados individuales ha disminuido en la sociedad en general. Estas herramientas tecnológicas operan a nivel global, lo que dificulta la implementación de regulaciones nacionales para abordar los problemas relacionados con su uso y abuso. En este contexto de disrupción tecnológica y complejidad, la Administración Pública debe desempeñar un papel importante en garantizar el uso adecuado de la tecnología y prevenir su abuso. La tecnología debe utilizarse para mejorar la eficiencia en la realización de proyectos, la prestación de servicios públicos y la disponibilidad de bienes útiles para la sociedad en el siglo XXI. Para frenar el abuso de la tecnología, es fundamental que la Administración Pública mantenga su neutralidad política como medida para contrarrestar la polarización partidista fomentada por herramientas tecnológicas como las redes sociales. La Administración Pública del siglo XXI debe aprovechar la tecnología para mejorar su eficacia en estos tres ámbitos clave de su actividad. Además, debe continuar siendo el defensor de los intereses generales que enfrentan diversas amenazas desde distintos frentes poderosos.

Technology has had a significant impact on our lives, but not always in a positive way. Over the past two decades, companies that own powerful technological tools, particularly those known as GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, and Microsoft), have amassed considerable power that has affected not only the individual behavior of people but also that of society as a whole. As these technology companies have gained power, the influence of individual states has diminished in society at large. These technological tools operate on a global scale, making it challenging to implement national regulations to address issues related to their use and abuse. In this context of technological disruption and complexity, the Public Administration must play a significant role in ensuring the proper use of technology and preventing its abuse. Technology should be used to enhance efficiency in project execution, the provision of public services, and the availability of goods beneficial to society in the 21st century. To curb the misuse of technology, it is crucial for the Public Administration to maintain its political neutrality as a measure to counteract the partisan polarization fostered by technological tools such as social media. The 21st-century Public Administration should leverage technology to improve its effectiveness in these three key areas of its activity. Furthermore, it must continue to be the advocate for the general interests facing various powerful challenges from different fronts.