Ejecutivo en cuarto creciente y legislativo en cuarto menguante: la necesaria constricción del poder

Abstract

La pérdida de poder del legislativo en favor del ejecutivo es un fenómeno complejo que ha sido objeto de análisis y debate en diversos sistemas políticos a lo largo de la historia.

Este desequilibrio, a menudo asociado con la concentración excesiva de autoridad en el poder ejecutivo, plantea importantes cuestionamientos sobre la separación de poderes y el funcionamiento saludable de un sistema democrático.

Históricamente, esta dinámica ha sido alimentada por factores como crisis políticas, emergencias nacionales o el fortalecimiento de liderazgos carismáticos. La transferencia de poder hacia el ejecutivo puede manifestarse de diversas maneras, incluyendo la expansión de facultades presidenciales, la centralización de la toma de decisiones y la debilitación de mecanismos de control y equilibrio por parte del legislativo.

Este fenómeno plantea desafíos significativos para la rendición de cuentas, la transparencia y la capacidad del legislativo para actuar como contrapeso efectivo al poder ejecutivo. La preocupación radica en el riesgo de erosionar los fundamentos democráticos al socavar la capacidad del legislativo para representar y salvaguardar los intereses de la sociedad. La cuestión se complica cuando el asunto se traslada al poder judicial, como estamos viendo actualmente que sucede en varios países occidentales. Parece que al ejecutivo no le ha sentado nada bien la vis expansiva de fiscalización de la labor ejecutiva que el poder judicial ha llevado a cabo, afortunadamente, a lo largo del siglo XX.

Asistimos en la actualidad a un auténtico retroceso en la lucha por las inmunidades del poder[1]. No sería deseable deshacer el camino y perder de un plumazo lo que tanto costó conseguir.

Analizar este desequilibrio en favor del poder ejecutivo frente a los otros dos poderes del Estado requiere una comprensión profunda de los contextos políticos específicos, así como un examen crítico de las circunstancias que permiten o fomentan la pérdida de poder del legislativo, fundamentalmente, pero del poder judicial también. La búsqueda de soluciones efectivas implica el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la promoción de la independencia legislativa y judicial y la vigilancia constante para garantizar un equilibrio adecuado entre los tres poderes del Estado.

The loss of legislative power to the executive is a complex phenomenon that has been the subject of analysis and debate in various political systems throughout history.

This imbalance, often associated with excessive concentration of authority in the executive branch, raises important questions about the separation of powers and the healthy functioning of a democratic system.

Historically, this dynamic has been fueled by factors such as political crises, national emergencies or the strengthening of charismatic leaderships. The transfer of power to the executive can manifest itself in a variety of ways, including the expansion of presidential powers, the centralization of decision-making and the weakening of checks and balances by the legislature.

This phenomenon poses significant challenges to accountability, transparency and the ability of the legislature to act as an effective counterweight to the executive branch. The concern lies in the risk of eroding democratic foundations by undermining the legislature's ability to represent and safeguard the interests of society. The issue becomes more complicated when the matter is transferred to the judiciary, as we are currently seeing happening in several Western countries. It seems that the executive has not taken kindly to the expansive vision of supervision of the executive work that the judiciary has carried out, fortunately, throughout the twentieth century.

We are currently witnessing a real setback in the struggle for the immunities of power[1]. It would not be desirable to undo the path and lose in one fell swoop what we have worked so hard to achieve.

Analyzing this imbalance in favor of the executive over the other two branches of government requires a thorough understanding of the specific political contexts, as well as a critical examination of the circumstances that allow or encourage the loss of power of the legislature, fundamentally, but of the judiciary as well. The search for effective solutions implies the strengthening of democratic institutions, the promotion of legislative and judicial independence, and constant vigilance to ensure an adequate balance between the three branches of government.