De la clausura a la herida. Apuntes sobre mito, arte y tiempo a partir de Emmanuel Levinas

Abstract

El presente texto explora la teoría de la sensibilidad levinasiana en sus dos vertientes: primeramente, el cauce crudo de la sensación como elemento estético básico que desemboca en la conformación de un ámbito ––el artístico–– que pese a su refractariedad respecto de la coherencia del mundo cotidiano, revierte sobre éste mostrándonos tanto su precariedad como la de este último en tanto supuesto horizonte de toda significación; en segundo término, el surgimiento de la Urimpression husserliana, punto fontanal del tiempo, como índice de alteridad y sentido al que está atada toda ipseidad pretendidamente autosuficiente. A nuestro modo de ver, la imbricación de ambas derivas en nuestra existencia llega a producir, digámoslo así, tramas temporales opuestas: o bien una temporalidad recurrente y sin salida, una clausura mítica de corte ontológico, o bien una diacronía transida por el infinito e inscrita en la subjetividad ética e histórica como una herida, como sufrimiento por el otro. En el primer caso tendríamos el producto de nuestros propios comportamientos mitogenéticos y violentos, en el segundo, la vivencia de una auténtica temporalidad en el que el otro, el prójimo, abre la verdadera trascendencia. Esta aclaración fenomenológica nos permite entonces abordar ciertos discursos, así como las realidades sobre las que hablan y callan, con arreglo a los efectos temporales que despliegan. Efectos que no se restringen a la mera conformación de textos e imágenes sino que tienen consecuencias que no sólo inciden sobre la noción de subjetividad resultante de cada una de las alternativas mencionadas, sino que surcan el cuerpo mismo de quienes detentan una y otra o sufren sus secuelas: o unanimidad victimaria, o diferendos inaudibles y dolorosos. Así, en un recorrido que va de la fenomenología a la ética, pasando por una crítica cultural y artística de corte girardiano que complementa y enriquece la propuesta levinasiana, tendríamos así, en un extremo del gradiente temporal la stasis mítica y sus mecanismos de persecución y perpetuación consagrados en muchas de nuestras prácticas aún vigentes y en el otro, la historia como renuncia al eterno retorno de nuestras rivalidades miméticas y conversión del deseo en verdadera responsabilidad; a medio camino, como posible trampa en tanto portadora de ecos arcaizantes, pero también como llamada y guía: el arte en su apertura, sublimidad y diálogo.

The following text explores the two pathways of Emmanuel Levinas’s theory of sensibility: first, we follow the course of crude sensation as the basic aesthetic element that constitutes an artistic space that not inspite of but because of its foreigness to our daily world ends up by displaying the latter’s ultimate contingency as presumptive horizon for all possible meaning; secondly, we attest to the emergence of the husserlian Urimpression, original source point of time, as an index of alterity and significance to which any supposedly self-sufficient subject is inextricably bound. The overlapping of both possibilities in our existence produces what we would call divergent temporal frames: on the one hand, the recurrent temporality of a mythical and ontological closure, on the other, a diachronic time beset by infinity and inscribed in the resulting ethical subjectivity as a wound, an injury due to the suffering of others. The former is the product of our own mythogenetic and violent behaviour, the latter is the experience of an authentic temporality in which the other, our neighbour, opens up a real transcendence. This phenomenological clarification allows us to confront certain discourses and the realities that they disclose and hide, according to the temporal effects they unfold. Effects that are not limited to the constitution of texts and images and whose consecuences impact not only on the resulting notion of subjectivity but on the bodies of those that embrace one or the other of these alternatives and suffer their aftermath: or victimary unanimity or inaudible and painful differends. Thus, in an itinerary that takes us from phenomenology to ethics, by way of a cultural and artistic critique of girardian and levinasian scope, we’d find in one of the extremes of the temporal gradient, mythical stasis and its mechanisms of persecution and self-preservation consecrated in many of our current practices and, on the other end, history as the withdrawal from the eternal return of our mimetic rivalries and the conversion of desire into real responsibility; halfway, as a possible trap due to its archaic echoes, but also as a beacon and a summoning: art in its openness, sublimity and dialogue.